Lea aquí el texto completo de la homilía que el Papa León XIV pronunció este domingo en la basílica de San Pedro con motivo del Jubileo de los Equipos Sinodales y de los órganos de participación:
Hermanos y hermanas:
Al celebrar el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, se nos invita a contemplar y a redescubrir el misterio de la Iglesia, que no es una simple institución religiosa ni se identifica con las jerarquías o con sus estructuras. La Iglesia, en cambio, como nos lo ha recordado el Concilio Vaticano II, es el signo visible de la unión entre Dios y los hombres, de su proyecto de reunirnos a todos en una única familia de hermanos y hermanas y de hacer de nosotros su pueblo, un pueblo de hijos amados, todos unidos en el único abrazo de su amor.
Mirando el misterio de la comunión eclesial, generada y custodiada por el Espíritu Santo, podemos comprender también el significado de los equipos sinodales y de los órganos de participación. Estas estructuras expresan lo que ocurre en la Iglesia, donde las relaciones no responden a las lógicas del poder sino a las del amor. Las primeras —para recordar una admonición constante del Papa Francisco— son lógicas “mundanas”, mientras que en la comunidad cristiana el primado atañe a la vida espiritual, que nos hace descubrir que todos somos hijos de Dios, hermanos entre nosotros, llamados a servirnos los unos a los otros.
La regla suprema en la Iglesia es el amor. Nadie está llamado a mandar, todos lo son a servir; nadie debe imponer las propias ideas, todos deben escucharse recíprocamente; sin excluir a nadie, todos estamos llamados a participar; ninguno posee la verdad toda entera, todos la debemos buscar con humildad, y juntos.
Precisamente la palabra “juntos” expresa la llamada a la comunión en la Iglesia. El Papa Francisco nos lo ha recordado también en su último Mensaje de Cuaresma: «La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (Mensaje de Cuaresma, 25 de febrero de 2025).