El término “cristianofobia” ha vuelto al centro del debate público en Europa, alimentado por un creciente número de incidentes contra iglesias, símbolos religiosos y creyentes.
Si bien la palabra evoca heridas que el continente conoce desde hace tiempo, su resurgimiento señala un nuevo desafío para la presencia cristiana en la vida pública. ¿Qué ha reavivado estas tensiones latentes y podrían las campañas que denuncian la cristianofobia estar alentando también a muchos a redescubrir la fe y a la Iglesia?
Más de 1.000 personas se reunieron recientemente en la Place de la Nation de París para romper el silencio en torno a la persecución contra los cristianos. La marcha —la primera de su tipo en la capital francesa— se organizó como respuesta al asesinato del refugiado cristiano iraquí Ashur Sarnya, cuya muerte fue registrada en video. Cristianos de múltiples denominaciones se unieron en la manifestación, portando cruces y ondeando banderas de Francia, Líbano, Irak y otros países.
Los datos
El término “cristianofobia” no es nuevo, pero da un nombre a realidades documentadas por las estadísticas.
En una respuesta escrita a una consulta de la Comisión Europea, se reveló que solo en 2023 hubo 2.444 incidentes de violencia contra cristianos en 35 países europeos, incluidos 1.000 casos en Francia.