Los católicos de Nagasaki (Japón) han reemplazado una campana en el campanario de su catedral casi exactamente 80 años después de que fuera destruida por la bomba atómica que arrasó la mayor parte de la ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial.
Un esfuerzo internacional para financiar la construcción e instalación de la campana en la Catedral de Urakami recaudó 125.000 dólares en poco más de un año, fondos que provino de más de 600 donantes individuales, según indica James Nolan, profesor del Williams College.
Nagasaki fue una de las dos ciudades japonesas, junto con Hiroshima, destruidas en gran parte por las bombas atómicas estadounidenses al final de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad fue arrasada el 9 de agosto de 1945, lo que marcó la segunda y última vez que se utilizó una bomba atómica como acto de guerra.
El año pasado Nolan dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que los feligreses de la Catedral de Urakami lograron desenterrar una de las campanas originales después del bombardeo y salvarla. La campana fue instalada en el campanario derecho de la catedral después de su reconstrucción en 1959.
Sin embargo, la campana resultó destruida y la segunda torre reconstruida permaneció vacía durante décadas.
Nolan, profesor de sociología que visitaba Nagasaki con frecuencia mientras escribía e investigaba un libro sobre la respuesta de la población católica local al bombardeo, dijo que un feligrés de la catedral, Kojiro Moriuchi, le comentó en un momento que sería "maravilloso si los católicos estadounidenses nos dieran la campana para la torre izquierda", lo que llevó al catedrático a encabezar el esfuerzo para reemplazar la campana.