Más de dos docenas de instalaciones de Planned Parenthood en todo Estados Unidos han anunciado en los últimos meses planes para cerrar debido a preocupaciones de financiamiento causadas por nuevas reglas federales que impiden que el gigante del aborto reciba reembolsos de Medicaid y Medicare.
Hasta el viernes 25 de julio, el número creciente de cierres de instalaciones de Planned Parenthood ha alcanzado al menos 25, distribuidas en 10 estados. El anuncio más reciente se produjo ayer, 24 de julio, cuando Planned Parenthood Mar Monte informó de su plan de cerrar cinco instalaciones en el norte de California.
El 4 de julio, el presidente Donald Trump firmó la ley One Big Beautiful Bill Act, que impuso una congelación de un año a los reembolsos de Medicaid y Medicare para Planned Parenthood. Esta disposición está siendo impugnada en los tribunales, pero un juez federal esta semana permitió que la congelación entrara en vigor para la mayoría de las filiales de Planned Parenthood.
Algunas de las instalaciones de Planned Parenthood anunciaron cierres antes de la aprobación de la ley en previsión de los recortes de fondos, mientras que otras han comenzado a anunciar cierres esta semana.
“Estamos desconsolados e indignados de tener que cerrar cinco de nuestros centros de salud y eliminar tres servicios cruciales”, escribió Planned Parenthood Mar Monte en una publicación de Instagram.
En la publicación, la filial de Planned Parenthood calificó la disposición de desfinanciamiento como “una prohibición encubierta del aborto en estados de libertad reproductiva”.