Año a año, el número de personas que recorren los caminos hacia la tumba del Apóstol Santiago es creciente y, entre ellos, unos pocos peregrinos tienen algún tipo de discapacidad, lo que sin duda hace un poco más complicada la aventura.
La Fundación Gil Gayarre tiene su origen en la dedicación de una madre, Carmen Gayarre, por su hijo Luis, que tenía síndrome de Down. En los años 50 del pasado siglo abrió un colegio para personas con discapacidad. Con el tiempo, la institución creció y ha desarrollado multitud de proyectos con el objetivo de “atender y apoyar el proyecto de vida de cada persona con discapacidad intelectual y su familia, y defender sus derechos y obligaciones como ciudadanos para alcanzar el mayor grado de inclusión social posible”.
Pero en casi 75 años no habían puesto en marcha la realización del Camino de Santiago, hasta este mes de julio. Un equipo de 25 personas, entre ellas 9 con discapacidad intelectual, recorrieron a pie los 100 kilómetros que separan la localidad de Sarria de Santiago de Compostela por primera vez.
Guillermo, uno de los beneficiarios de la fundación, ha subrayado de la experiencia la posibilidad de acercarse al sacramento de la Eucaristía todos los días, gracias a la presencia del párroco de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en Pozuelo de Alarcón (Madrid), P. José Gregorio (Goyo) Belandria: “Me gustó ir a Misa todos los días y ahora he aprovechado y voy a Misa todos los días”.
“Lo que no me gustó mucho fue madrugar”, reconoce Guillermo, que no obstante le gustaría repetir, “pero esta vez desde Santiago a Sarria, por probar a hacerlo al revés. ¡Y a lo mejor mis padres se animan al año que viene!”.