5 de diciembre de 2025 Donar
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“Una Iglesia viva y discreta”: la fe católica resiste en Arabia Saudí pese a la persecución

Fieles musulmanes en peregrinación a la Meca / Foto: Wikipedia Muhammad Mahdi Karim

En Arabia Saudí, una monarquía teocrática donde el Islam es la religión oficial y la única permitida, la libertad religiosa no existe. Sin embargo, según datos que maneja el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, en su vasto territorio —que abarca más de dos millones de kilómetros cuadrados, un poco más que México— vive un considerable número de católicos.

“La inmensa mayoría de los no musulmanes no tienen ninguna libertad religiosa. Entre ellos, hay más de un millón de católicos”, explicó Mons. Aldo Berardi, que desde el 2023 está al frente de esta jurisdicción eclesiástica que comprende también a Kuwait, Qatar y Bahréin. En todo el territorio apostólico, viven casi 35 millones de habitantes, de los cuales más de dos millones son católicos.

A diferencia de otros países de la región que han mostrado pequeños signos de apertura religiosa —como Qatar, donde se permitió la construcción de un complejo de iglesias en 2008—, Arabia Saudí sigue siendo uno de los Estados más restrictivos del mundo en materia de libertad religiosa, tal y como denuncian organizaciones como Puertas Abiertas o Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés).

En el país, gobernado con puño de hierro por el rey, Salman bin Abdulaziz Al Saud, la conversión a otra religión se considera apostasía y se castiga con la pena muerte, igual que cualquier blasfemia contra el Islam.

Mons. Aldo Berardi está al frente del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte desde 2023. Crédito: Paágina del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte

“Hay vidas en juego”

“No puedo contarlo todo porque hay vidas en juego. Pero lo que puedo señalar es que no están abandonados. Nos comunicamos, nos organizamos, entramos cuando podemos y, si no, estamos presentes online. Hay una Iglesia viva, discreta, pero profundamente conectada a la Iglesia universal y al obispo”, incidió con cautela Mons. Berardi.

Explicó, sin entrar en detalles, que los fieles se agrupan de forma clandestina “según la lengua, el rito, la espiritualidad”. “Hay carismáticos, marianos, trinitarios. Las familias que llegan allí buscan grupos cristianos con quienes compartir y, entre ellos, las noticias corren”, manifestó.

Los católicos que residen en Arabia Saudí son, sobre todo, trabajadores extranjeros que tienen que vivir su fe en la más absoluta clandestinidad. 

Según explicó el obispo en una conferencia de prensa organizada por ISCOM (del italiano IS: Istituzionale, Institucional; COM: Comunicazione, Comunicación)  estos fieles —en su mayoría filipinos e indios— viven dispersos por todo el territorio saudí, sin posibilidad de reunirse oficialmente, y bajo vigilancia constante.

Las familias católicas “siguen las Misas online”, detalló. Sin embargo, “no lo hacen con los sacramentos tal y como los conocemos nosotros, sino que desarrollan grupos de oración, de formación, de catequesis…”.

En medio de la represión, Internet se ha convertido en un instrumento formidable: “Ahora todo es un poco más fácil con Internet. Nos ofrece ciertas posibilidades como las que hacemos de formación, de cursos que podemos dar, de retiros… Todo se hace con discreción absoluta, porque todo está prohibido”, afirmó.

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Además, cuando hay posibilidad de presidir “alguna celebración, la hay, pero siempre con protección”.

Una Iglesia dispersa y en las manos de los laicos

Sin embargo, el Vicario Apostólico advirtió que la mayoría “no tiene acceso a nada”, ya que muchos viven en zonas rurales o en ciudades pequeñas. “Hay católicos por todo el país, porque contratan enfermeros o técnicos para hospitales y profesores para escuelas en todas partes. Hay una dispersión completa de los católicos”, explica.

Mons. Berardi, miembro de los religiosos Trinitarios, cuyo carisma entraña precisamente ayudar a los cristianos perseguidos, explicó también que, pese a las restricciones, la Iglesia Católica ha logrado sostener a los creyentes gracias a una red de comunidades dirigidas por laicos.

“Es una bella experiencia ver a los laicos responsables de las comunidades, de la formación, de la oración o del culto. El catecismo lo hacen ellos, las familias. Todo está en sus manos”, aseguró.

Oleada de represión tras la revolución iraní de 1979

La represión se avivó, tal y como explicó el vicario, tras la revolución islámica de Irán en 1979. El Reino de Arabia Saudí, sunita, endureció aún más su control religioso interno en un intento por consolidar su legitimidad frente al desafío ideológico chiíta de Teherán. El ayatolá Ruhollah Jomeini, criticó duramente al régimen saudí por “por dejar entrar misioneros, sacerdotes, pastores”, detalló. 

Como consecuencia, “los expulsaron a todos y prohibieron totalmente el culto no musulmán. Desde entonces, no se ha autorizado nada”, lamentó. 

El Vicario Apostólico subrayó que  contar con la presencia del clero en el país podría ser beneficioso incluso para las autoridades saudíes. 

“Nuestra forma de organizarnos es jerárquica, está bien identificada. No es como en otras comunidades donde no se sabe quién manda, quién habla en nombre de quién. Para los católicos, todo es más sistemático. Si se nos permitiera estar presentes con un clero y una organización, sería incluso más seguro para todos”, subrayó.

Esta propuesta, presentada como un factor de estabilidad para el régimen, no ha caído en saco roto: “A veces invitan a alguien de Roma a sus conferencias sobre el diálogo islámico. Pero nada concreto por el momento. Estamos sujetos a la política, a los espasmos de la región”.

Tibios contactos con la Santa Sede

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Además, aunque Arabia Saudí no mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede —a diferencia de otros países de la región como Qatar, Bahréin, Kuwait o Emiratos—, Mons. Berardi confirmó que en alguna ocasión concreta se han producido ciertos contactos informales. 

“A veces ha pasado que una carta que ha pasado por las manos de los diplomáticos, entre embajadas, o desde la Embajada Saudí en Roma llega a la Santa Sede. Se ve que hay un deseo de diálogo, pero la tradición islámica bloquea. Para ellos, Arabia Saudí es una gran mezquita. Los pasos se dan poco a poco”, señaló.

Pese a estas circunstancias, la vitalidad de las comunidades católicas del golfo no desaparece. Mons. Berardi confirmó que algunos participarán en el Jubileo de los Jóvenes del 28 de julio al 3 de agosto: “Siempre mandamos a alguien, aunque sea uno solo. Para el jubileo de los sacerdotes enviamos a 10. Ahora irán unos 40 jóvenes de los cuatro países”. 

“Entre el visado, el coste y la disponibilidad laboral, no es fácil, pero nosotros nos ocupamos”, acotó.

En todo caso, dejó claro que en este momento no están reclamando al régimen saudí la libertad religiosa plena, “entendida como poder tener una religión, poder cambiar de religión o no tener ninguna”, sino poder tener garantizada la libertad de culto. 

“Pedimos que dejen a quienes no son de su religión celebrar su culto. Queremos ocuparnos de los millones de católicos que están allí”, afirmó.

Los jóvenes de Arabia Saudí quieren un cambio

Preguntado por las perspectivas de futuro, Mons. Berardi se mostró cauto pero esperanzado: “La apertura social en el país ha prendido muy rápidamente. Aunque la vieja generación todavía está viva y puede haber tensiones. Sin embargo, el 60-70% del país tiene menos de 30 años y esta generación joven quiere el cambio, porque ve lo que pasa en el mundo y no entiende por qué su país no puede estar abierto”.

Por eso, su esperanza es que haya avances en el corto plazo: “Lo permitirán un día. No la libertad religiosa completa, pero sí la libertad de culto. Es lo que pedimos”.


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