En Arabia Saudí, una monarquía teocrática donde el Islam es la religión oficial y la única permitida, la libertad religiosa no existe. Sin embargo, según datos que maneja el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, en su vasto territorio —que abarca más de dos millones de kilómetros cuadrados, un poco más que México— vive un considerable número de católicos.
“La inmensa mayoría de los no musulmanes no tienen ninguna libertad religiosa. Entre ellos, hay más de un millón de católicos”, explicó Mons. Aldo Berardi, que desde el 2023 está al frente de esta jurisdicción eclesiástica que comprende también a Kuwait, Qatar y Bahréin. En todo el territorio apostólico, viven casi 35 millones de habitantes, de los cuales más de dos millones son católicos.
A diferencia de otros países de la región que han mostrado pequeños signos de apertura religiosa —como Qatar, donde se permitió la construcción de un complejo de iglesias en 2008—, Arabia Saudí sigue siendo uno de los Estados más restrictivos del mundo en materia de libertad religiosa, tal y como denuncian organizaciones como Puertas Abiertas o Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés).
En el país, gobernado con puño de hierro por el rey, Salman bin Abdulaziz Al Saud, la conversión a otra religión se considera apostasía y se castiga con la pena muerte, igual que cualquier blasfemia contra el Islam.