El arzobispo siro-católico de Homs (Siria), Mons. Jacques Mourad, ha lanzado un llamado urgente por el futuro de la presencia cristiana en Siria en medio de una situación marcada por la violencia, la pobreza y el colapso de las instituciones.
Nacido en Alepo y miembro del Monasterio de San Moisés el Abisinio, Mons. Jacques Mourad —quien fue secuestrado por ISIS en 2015 y logró escapar tras cinco meses de cautiverio— expresa con dolor su preocupación por el presente de su país: “Hoy Siria ha dejado de existir como país”, afirma en una entrevista a la agencia vaticana Fides.
Sin embargo, no ha perdido la esperanza ni su convicción espiritual: “Jesús quiere que su Iglesia permanezca en Siria. Y esta idea de vaciar Siria de cristianos no es ciertamente la voluntad de Dios”.
Siria atraviesa una etapa de gran incertidumbre tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024. Aunque el fin de su gobierno generó expectativas de transición democrática, la violencia se ha intensificado y la crisis humanitaria continúa.
Diversas facciones armadas se disputan el poder, especialmente en ciudades clave como Idlib, Alepo y Damasco, lo que ha causado asesinatos selectivos, masacres, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas.
El arzobispo de Homs, Hama y Nabek recordó con pesar la reciente masacre de cristianos ortodoxos ocurrida en Damasco el 22 de junio, cuando participaban en la divina liturgia en la iglesia de San Elías.