Josh Brooks, originario del condado de Delaware, estado de Pensilvania (Estados Unidos), soñaba con seguir los pasos de su ídolo LeBron James y convertirse en jugador profesional de baloncesto. Sin embargo, Dios tenía otros planes para él.
Hoy, Brooks cursa el tercer año de formación universitaria en el Seminario San Carlos Borromeo de la Arquidiócesis de Filadelfia y se prepara para el sacerdocio.
“No quiero vivir solo para mí mismo, sino quiero llevar la alegría que Dios me ha dado a otras personas”, aseguró Brooks, en una reciente entrevista concedida a Catholic Philly, el periódico oficial de la Arquidiócesis de Filadelfia.
De fe bautista en su infancia, Brooks tuvo su primer contacto con el catolicismo cuando sus padres lo inscribieron en la escuela primaria San Ignacio de Loyola en el oeste de Filadelfia. Más tarde, en la escuela secundaria Monsignor Bonner & Archbishop Prendergast, su interés por la fe católica aumentó.
“Poco a poco, mi atención se fue volcando hacia las clases de teología católica, donde aprendí sobre la identidad de los bautizados. Me atrajo descubrir cómo la Iglesia Católica es una familia universal. Yo no había tenido la mejor familia durante mi infancia, así que eso me hizo sentir que estaba llamado a ser parte de algo especial”, recuerda Brooks.