El Dicasterio para la Doctrina de la Fe concedió el nihil obstat —es decir, nada se opone— a la devoción mariana vinculada a las presuntas apariciones de la Virgen María en el monte Zvir, cerca del pueblo de Litmanová, en el noroeste de Eslovaquia, producidas entre 1990 y 1995, sin reconocer su carácter sobrenatural.
La carta, firmada por el Cardenal Prefecto Víctor Manuel Fernández y dirigida al Arzobispo Jonáš Jozef Maxim, jerarca de la Archieparquía de Prešov para los católicos de rito bizantino, reconoce el valor pastoral del fenómeno y autoriza el culto público, sin pronunciarse sobre la autenticidad sobrenatural de las apariciones.
El purpurado afirma en la misiva, publicada por el dicasterio vaticano, que el discernimiento “ha tenido en cuenta los abundantes frutos espirituales generados por este fenómeno”.
La decisión responde a la petición formal del Arzobispo Maxim, quien en cartas enviadas al Vaticano en febrero y mayo de este año, subrayó “las innumerables confesiones sinceras y profundas” y las conversiones experimentadas por los peregrinos, que continúan produciéndose en el santuario, a pesar de que las presuntas apariciones concluyeron hace tres décadas. El prelado eslovaco también puso en evidencia el flujo constante de peregrinos que no han dejado de acudir al lugar, manifestando una vivencia de fe constante.
El Cardenal Fernández destaca varios mensajes atribuidos a la Virgen que ofrecen invitaciones a la conversión, a la alegría y a la libertad interior. Uno de los textos más citados, exhorta: “Dejad que Jesús os libere. Dejad que Jesús os haga libres. Y no permitáis que vuestro Enemigo limite vuestra libertad, por la que Jesús derramó tanta sangre. El alma libre es el alma de un niño” (5 de diciembre de 1993).
En varias ocasiones, la figura mariana se presenta como “feliz” y repite expresiones de amor incondicional: “Os amo, así como sois. Os amo. ¡Os amo! Quiero que seáis felices, pero este mundo jamás os hará felices” (7 de agosto de 1994).