El P. Antonio María Domenech, sacerdote de la Diócesis de Cuenca (España) reflexiona sobre el reciente suicidio del presbítero italiano Matteo Balzano dese su experiencia en acompañar a personas con inclinaciones autolíticas.
En una reciente entrevista concedida a EWTN Noticias en relación al desgraciado caso, el P. Domenech subrayó en primer lugar, sobre los presbíteros y el suicidio: “Estamos sujetos a las mismas enfermedades que el resto de los mortales. Y normalmente los suicidios vienen precedidos por situaciones de depresión anímica grave, que de la misma manera lo puede contraer cualquier persona, pues nosotros también”.
Preguntado por cómo la comunidad parroquial podría detectar una situación de peligro psicológico del sacerdote, el P. Domenech explica que “cada uno es responsable de sus actos y con toda la delicadeza del mundo tenemos que decir que no vamos a juzgar este acto en concreto, pero tampoco por eso tenemos que juzgar al resto de personas que estaban a su alrededor y no lo han podido detectar”.
“Normalmente las decisiones de ese calibre vienen provocadas por una confluencia de cosas que pueden influir, pero que no suele ser la soledad en sí” la única causa, añadió el presbítero, antes de apuntar a la necesidad de “tener más coraje para reconocer nuestros errores y pedir ayuda, pero sobre todo pensar que todas las actividades de nuestra vida sacerdotal las lleva a cabo Jesucristo en nosotros”.
“El conocimiento de la propia limitación es un don de Dios”
Para capear las situaciones que puedan llevar a un sacerdote a plantearse el suicidio, el P. Domenech ofreció un consejo de su padre: “El conocimiento de la propia limitación es un don de Dios”.