5 de diciembre de 2025 Donar
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Obispo responde a Javier Milei: Para los cristianos, justicia social  “no es solo distribucionismo a cargo del Estado”

Acto de Javier Milei en Chaco/ Crédito: Casa Rosada

El Obispo de San Francisco (Argentina), Mons. Sergio Osvaldo Buenanueva, respondió a las declaraciones del presidente Javier Milei, quien durante un evento de Iglesias Evangélicas afirmó que la justicia social es “un pecado capital”.

El prelado recordó que, en el humanismo cristiano, la justicia social “no es solo distribucionismo a cargo del Estado”, sino que implica la participación activa en la búsqueda del bien común.

El discurso del presidente se dio en el cierre de un Congreso de Iglesias Evangélicas, en el “Portal del Cielo”, un templo con capacidad para más de 15.000 fieles, inaugurado el jueves pasado.

Allí, evocando al economista Thomas Sowell, el mandatario se refirió al concepto de justicia social, al que calificó como “uno de los virus que le han metido en la cabeza a la gente y que llena de envidia, odio y resentimiento a cada una de las personas”.

“En el fondo, la justicia social no es ni más ni menos que envidia con retórica. Es decir, es la envidia disfrazada de algo bien pensante, pero no deja de ser un pecado capital, como diría en algún momento Thomas Sowell: ‘¿Desde cuándo la envidia dejó de ser un pecado capital y pasó a convertirse en una virtud?’ No nos van a doblegar. Nosotros conocemos las Sagradas Escrituras”, expresó.

En adición, Milei consideró que “no debe haber nada más antijudeocristiano que la idea de la justicia social, porque la justicia social, básicamente, es robarle a una persona el fruto de su trabajo y dárselo a otra”.

“Es la caridad impuesta por la fuerza, y la caridad no puede ser a punta de pistola. La caridad tiene que emerger del corazón, del alma, del espíritu de uno, y no con una pistola en la cabeza. Y en ese sentido, la justicia social está francamente en contra del séptimo y décimo mandamiento, porque robar está mal y codiciar los bienes ajenos también”, continuó.

“El resentimiento es aquel envidioso que no tiene los medios para robarle al otro lo que tiene, y por eso es que se crea ese falso Dios que es el Estado, al cual los envidiosos y resentidos utilizan para adorar, para robarle a la gente los bien, el fruto de su trabajo”, subrayó Milei.

Luego, citando pasajes bíblicos, el presidente argentino calificó al Estado como “el representante del maligno”, y “un becerro de oro” y afirmó que “los antivalores de la izquierda” quieren “reemplazar a nuestro Dios de los cielos por su maldito Dios Estado”.

Justicia social: un concepto “más rico, complejo y válido”

Ante estas declaraciones, Mons. Buenanueva señaló que, al igual que en otras ocasiones, el presidente “arremete contra la justicia social”, y aclaró: “En realidad, contra una deformación de ella”. 

A favor del mandatario, el prelado reconoció que “en nombre de esa caricatura se han hecho muchos desatinos que hoy pagamos todos, además de abrirle la puerta a la corrupción”.

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Sin embargo se centró en el concepto “más rico, complejo y válido” de justicia social dentro del humanismo cristiano, donde “no es solo distribucionismo a cargo del Estado, sino que, asentándose en la dignidad de cada persona busca una arquitectura de la justicia en la sociedad, atenta a la participación de todos los ciudadanos en la búsqueda del bien común”. 

En ese sentido, llamó a “rehuir de la simplificación” y, por el contrario, armonizar las dimensiones de la justicia: “justicia general, conmutativa, distributiva y también justicia social”. 

Al referirse a la citas bíblicas enunciadas por Milei, el obispo advirtió sobre el “riesgo de fundamentalismo”, o de “eludir la mediación de la razón” tanto “en la interpretación del mensaje bíblico” como, sobre todo, “en la construcción del mejor orden justo posible”. 

“En la tradición católica es muy fuerte este acento: no hay una línea directa entre la Escritura y la construcción política de la sociedad”, explicó, y aconsejó “acudir al magisterio de Benedicto XVI”, por ejemplo, en su discurso ante el Bundestag de Berlín, donde afronta esta cuestión. 

El prelado observó que hoy “no solo en Argentina, también en otras latitudes vemos a algún sector de la política arroparse en amplios sectores religiosos más bien fundamentalistas”, y subrayó que “eso no le hace bien ni a la religión ni a la política”. 

Mons. Buenanueva llamó al debate público en pos de “la legítima pluralidad de ideas, el respeto de otro como un semejante y el rechazo de toda forma de violencia que rebaje la dignidad de los demás”.

En esa línea, consideró necesario un “debate antropológico”, aclarando que “el modelo de la libertad que alienta la tradición judeocristiana es el hombre, imagen y semejanza de Dios”. 

“En el cristianismo, ese modelo es Cristo, su libertad de Verbo encarnado y la redención de nuestra libertad que, como enseña san Pablo, solo se puede vivir en el amor a los demás y en el servicio, especialmente a los más pobres”, resumió. 

“La libertad cristiana es, a la vez, don del Creador; herida por el pecado y siempre amenazada, ha sido redimida y tiene a su favor el auxilio de la gracia del Espíritu Santo”, desarrolló, y destacó que “se realiza en el amor y en la virtud (nociones evocadas por Milei)”. 

El prelado concluyó en que “el modelo supremo de la libertad de la persona humana no puede ser el de las transacciones económicas, tan legítimo como insuficiente para hacer justicia al ser humano libre”. Por eso, y a pocos días de celebrar el 209º aniversario de la Independencia nacional, aconsejó “celebrar nuestra historia de libertad compartida”, buscando un territorio común “especialmente en nuestro anhelo de libertad”.

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