El joven Miguel Tovar, que será ordenado sacerdote este sábado en la Diócesis de Cartagena (España), afirma que “cuando el Señor te llama puede aparecer el miedo a que Dios te lo va a quitar todo. Y es totalmente al contrario, a lo largo de estos años, he podido comprobar que cuando uno le entrega la vida a Dios, te lo da todo”.
Así lo ha transmitido en un breve testimonio vocacional publicado por la diócesis, en el que comienza agradeciendo poder recibir el segundo grado del sacramento del orden: “Es el mayor regalo que Dios me ha hecho”.
Nacido en Torrealta, un pequeño pueblo murciano, Miguel creció feliz junto a sus padres, su hermano mellizo y su hermana mayor, donde creció en un ambiente cristiano.
“Con el tiempo uno se da cuenta de que la vocación sacerdotal es un proceso que comienza antes de nacer, como bien dice el profeta Jeremías: ‘Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones’. Pero, cuando yo la percibí claramente por primera vez, fue con 13 años”, recuerda.
Dos razones para no responder a la vocación sacerdotal
Tras recibir el sacramento de la Confirmación, reconoce que hubo tiempos en los que sintió con mayor y menor intensidad la llamada del Señor. Vivió una adolescencia normal, disfrutando con los amigos, de la pasión del fútbol y manteniendo un noviazgo de cuatro años.