Mientras los titulares internacionales se concentran en los misiles lanzados entre Irán e Israel, una comunidad de 13 carmelitas descalzas en Nazaret, en el norte de Israel, vive su propio “frente de batalla”: la oración por la paz.
Desde el claustro cercano a la Basílica de la Anunciación, las religiosas contemplativas elevan cada día una súplica constante por el fin de la guerra, en un contexto donde las sirenas y las explosiones son parte del paisaje sonoro.
“Para mí es clara mi permanencia aquí. Usted se preguntará ¿por qué correr ese riesgo? Para mí, y creo que para mis hermanas también, es una cuestión de amor”, afirma en una entrevista concedida a ACI Prensa la Hna. Margarita María del Espíritu Santo, religiosa de origen peruano que vive en este Carmelo situado en la ciudad de Haifa, en el norte de Israel.
“Desde el silencio, en medio de tanta muerte y destrucción, creo en la fuerza de la vida y que el amor es más fuerte que la muerte. Yo quiero seguir siendo esa llamita que arde hasta el fin de mi vida. Una llamita de esperanza, de paz, de amor”, asegura.
La entrevista tuvo lugar en un momento particularmente tenso: el viernes 20 de junio, Irán volvió a lanzar misiles contra Israel, y uno de ellos cayó en la ciudad portuaria de Haifa, a pocos kilómetros de Nazaret. Aunque días después el presidente estadounidense Donald Trump anunció un alto el fuego, la tregua ha sido frágil y marcada por acusaciones cruzadas entre ambos países.
En este escenario incierto, todas las carmelitas del convento han decidido permanecer. “Algunas embajadas se contactaron con algunas hermanas para proponerles una partida inmediata. Pero ninguna de nosotras se plantea la posibilidad de partir”, explica la hermana.