La prioridad es la Evangelización: Mons. Rebolledo Salinas repasa su primer año al frente del Episcopado chileno

En referencia a la reciente partida del Papa Francisco, el prelado reconoció que su enseñanza fue “amplia, profunda y trascendente”. En ese sentido, optó por hacer memoria agradecida y recordó que su viaje a Chile “ha marcado un antes y un después” para la Iglesia local, animándolos “a mirara de frente el dolor causado por los abusos”, e impulsándolos “a construir una cultura del cuidado”, con formación de agentes para la prevención y caminos de acompañamiento y reparación con las víctimas.

Del “testamento” de Francisco, rescató dos gestos que realizó el Santo Padre sobre el final de su vida: su visita al penal Regina Coeli y la bendición pascual, ambos signos de una entrega total, incluso en la debilidad.

También se refirió a la elección del Papa León IXV, que encontró a los obispos reunidos en su 131ª Asamblea Episcopal, momento que el arzobispo vivió como “una especial bendición del Señor”.

“En este mes y medio transcurrido desde su elección, el Papa nos anima en su persona, gestos, palabras y prioridades a amar al Señor, a su Iglesia y, en ella, a los más pobres y necesitados, retomando y reforzando los llamados a desarmar las palabras y las acciones, por el bien y la paz de la humanidad”, resumió Mons. Rebolledo de este tiempo del nuevo pontificado.

Jubileo 2025: Anunciar la alegría y la esperanza en Cristo

Transcurriendo el Jubileo 2025, con el lema “Peregrinos de esperanza”, el arzobispo recordó las palabras del Papa Francisco al convocar este tiempo especial, deseando que “pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, ‘puerta’ de salvación”.

En esa línea, aseguró que cada uno de los obispos es “testigo de la alegría y los frutos en las comunidades que dan cuenta de este año de bendición y gracia”, y animó a seguir anunciando la alegría y la esperanza en Cristo “a un mundo que sufre por las guerras y tantas otras situaciones, como a un Chile herido por la violencia y otros numerosos hechos delictuales”.

Asimismo, pidió que este Jubileo fortalezca la centralidad de Jesucristo “en nuestras vidas, familias y comunidades”, fortaleciendo a su vez “nuestra misión profética en el encuentro con los jóvenes y los pobres, como con las hermanas y hermanos vulnerados”.

Dar a los jóvenes el espacio que les corresponde en la Iglesia

Celebrada en enero la Primera Jornada Nacional de Juventud, que lo tuvo como Arzobispo anfitrión en La Serena, el prelado destacó el impacto positivo que tuvo este encuentro: celebraciones, cantos, diálogo y testimonios. Como conclusión, subrayó la urgencia de potenciar la pastoral juvenil y dar a los jóvenes el espacio que les corresponde en la Iglesia y la sociedad.

“Es un verdadero desafío potenciar en las comunidades juveniles de las parroquias, colegios, universidades y movimientos apostólicos la relación humana, fraterna y cordial que surgió entre ellos como fruto precioso de esta jornada”, consideró.

Elecciones: Una oportunidad de trabajar juntos por el bien de Chile

En cuanto a la actualidad de Chile, Mons. Rebolledo Salinas hizo hincapié en las próximas elecciones como una nueva oportunidad, en primer lugar, “para participar activa y corresponsablemente” en la búsqueda del bien común; y también para generar acuerdos y aunar esfuerzos. 

Por parte de la Iglesia, reiteró el compromiso de “colaborar activamente en favorecer el encuentro, el diálogo y el acuerdo”, y trabajar junto a las autoridades por Chile.

“La vida es un precioso don de Dios”

Ante los proyectos de ley sobre aborto y eutanasia, el Arzobispo reiteró que “la vida es un precioso don de Dios” e invitó a buscar el camino del Señor “para afrontar los retos relativos al aborto y a la eutanasia que nos implican a todos”.

En ese marco, llamó a responder a la crisis provocada por este tipo de proyectos, tanto con la razón como con el testimonio del Evangelio. Y en este Año Jubilar, invita a “dar razón de nuestra esperanza”.

“¡La fidelidad del Señor es grande!”

Finalmente, al cumplir 21 años de ministerio episcopal, el arzobispo agradeció a Dios, a sus hermanos obispos y al pueblo que ha acompañado su camino. Este acompañamiento “es la ‘unción’ con la que el pueblo bendice a sus pastores”, aseguró. 

“El Señor sabrá recompensarles por su gran generosidad, constante oración y valiosa ayuda, que aprecio profundamente. ¡La fidelidad del Señor es grande; es lo que experimento cada día!”, concluyó.