Mons. Luis Manuel Alí Herrera, secretario de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (PCTM), advirtió que el daño a una víctima de abusos es una herida directa al mismo de Dios, por lo que “no basta una acción reparadora”, sino que se requiere “un proceso profundo que escuche, acoja y acompañe”.
“El daño a una víctima es desastroso. Es un daño a la misma imagen de Dios, a la relación con la Iglesia, a las relaciones interpersonales y a la propia identidad. Una víctima ve dañados sus proyectos de vida y su capacidad de resiliencia”, explicó Mons. Alí en una reciente entrevista con EWTN Noticias.
El Obispo Auxiliar de Bogotá —quien, junto a los demás miembros de su equipo, se reunió con el Papa León XIV hace dos semanas— asegura que la voz de los sobrevivientes está en el centro del trabajo de la Iglesia y que la presencia de víctimas dentro de la propia Comisión es clave para avanzar hacia una verdadera cultura de prevención.
“En la Comisión Pontificia tenemos víctimas; hacen parte de ella como miembros. Su voz es fundamental para saber cómo hablarles a todas las víctimas y sobrevivientes, y también para orientar nuestras respuestas en los procesos de prevención”, señala.
Desde su creación en 2014, la PCTM liderada por el Cardenal Seán O’Malley ha sido uno de los instrumentos más concretos de la Iglesia para combatir los abusos sexuales y promover una cultura de salvaguarda.
Mons. Alí, insiste, que el trabajo de la Comisión no trata de aplicar soluciones puntuales, sino de iniciar un proceso amplio y profundo de reparación, basado ante todo en la escucha.