Luchó contra la adicción a la pornografía durante 23 años, ahora ayuda a otros hombres a encontrar la libertad

“Como un niño de 7 u 8 años, experimenté todos los síntomas [que] ahora entiendo y que entendemos como adultos que intentamos ayudar a otras personas de la misma manera: mucha desconexión en mi propia experiencia de quién soy y sentirme sucio e inútil, pero también buscándolo y comenzando a tener conductas de búsqueda”, dijo en una entrevista con CNA, agencia en inglés de EWTN News.

Compartió que el resto de su crianza fue “realmente buena”. Creció en una familia de clase media que asistía a la iglesia todos los domingos y él estaba muy involucrado en el grupo de jóvenes. Pero a medida que crecía, comenzó a experimentar una “dicotomía cada vez mayor entre la vida de fe y esta vida oculta”.

No fue hasta la universidad que Masek se encontró en un grupo de hombres que abordaba temas sexuales y pudo compartir su historia en profundidad, liberando el “gorila de 10.000 libras de mi espalda”.

“Así que esta fue mi primera introducción a la vergüenza saliendo por la puerta principal de la casa de mi corazón y fue algo enorme para mí”, recordó.

Poco después fue a un retiro y tuvo su primera confesión en años, lo que describió como “una experiencia poderosa”.

Sin embargo, Masek continuó luchando, experimentando períodos de sobriedad y luego volviendo a su adicción. Después de años de intentar todo lo que podía, comenzó a reunir todo lo que estaba aprendiendo y experimentando en lo que ahora es el enfoque utilizado en The Freedom Group.

“En un lapso de tres meses, pasé de un ciclo de dos a tres semanas en el que sentía que chocaba contra una pared y no podía seguir adelante, al punto en que ni siquiera tenía inclinación a usar [pornografía] cuando aparecían los desencadenantes familiares”, dijo.

Luego comenzó a liderar un ministerio nacional de matrimonio y familia, y cuanto más tiempo pasaba con jóvenes esposos y padres, más veía esto como un “problema central” y decidió dejar ese ministerio para fundar The Freedom Group.

Masek compartió que aproximadamente el 85% de los hombres con los que trabaja su grupo son creyentes, ya sean católicos o evangélicos. Por lo tanto, la fe sí juega un papel en el programa, pero “realmente se vive en la experiencia”.

Explicó que “cualquier adicción es un trastorno de la intimidad”. Así que The Freedom Group habla de la intimidad en cuatro dimensiones: yo y Dios, yo y yo mismo, yo y los demás, y yo y la naturaleza, o la creación. Estas conexiones de intimidad comienzan a cambiar a medida que el cerebro comienza a cambiar.

Masek dio el ejemplo de un hombre con el que trabajó que “había vivido el modelo de vida cristiana”. Trabajaba en el ministerio universitario, se casó joven y tenía una familia. Sin embargo, sufría de ansiedad, estaba desconectado de sí mismo y no experimentaba conexiones en ninguna de las cuatro dimensiones de la intimidad. Tres meses después de iniciar el proceso, este hombre compartió con Masek que había salido a caminar y se sentó durante 30 minutos en total quietud y sintió la presencia de Dios.

“Para mí, ese es el mayor testimonio que podría recibir porque conozco la diferencia entre ‘estoy tratando de hacer lo correcto, ir a la iglesia o participar en la vida de la iglesia, y tratar de orar’, y estar completamente alterado, fuera de control, ansioso y evasivo en todo eso. Y luego sé lo que se siente saber cómo desacelerar y calmarme, centrarme y conectarme con el Dios vivo. Y sé cuánto puede cambiar eso la forma en que te presentas ante tu familia, ante los demás, la forma en que te ves a ti mismo a partir de esa conexión”.

Un lema de The Freedom Group es “El dolor es el camino. La incomodidad es tu maestra”. Masek explicó cómo esto resalta que la vida es difícil, pero estamos llamados a cargar nuestras cruces.

“Sólo experimentamos la Resurrección al otro lado de nuestro abrazo al sufrimiento que se nos ha dado de manera única, y esa es la invitación de nuestra vida: poder hacerlo”, dijo.

Agregó que la verdadera sanación y transformación comienzan a hacerse visibles cuando el individuo también abraza el sufrimiento que se le ha dado y ve el bien en ello.

“Ese es nuestro deseo para todo este proceso: que los hombres, al final de su viaje con nosotros, sin importar cuánto tiempo pasen con nosotros, lleguen a ese punto en sus propias vidas. Pasa de la atracción o el deseo por algo desordenado al punto en que quieren elegir el bien en los buenos y malos momentos”, dijo.

“Siempre les digo a los chicos, este es el peor año posible —si estás en nuestro proceso de coaching— para tener el mejor año de tu vida porque no aprenderás mucho”, añadió Masek. “El objetivo es que te sucedan cosas difíciles y permanecer en ellas y acogerlas como algo con propósito y ver qué sucede, porque Jesús dijo: ‘Toma tu cruz y sígueme’. Y prometió que eso nos cambiaría e incluso que nos llevaría a la libertad”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.