Mientras el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) aumenta sus redadas y deportaciones; varios obispos en Puerto Rico han expresado su alarma y han recordado a los católicos su deber de acoger y proteger a los necesitados.
Durante una conferencia de prensa el 11 de junio en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, el Obispo de Mayagüez, Mons. Ángel Luis Ríos Matos, dijo que emitió órdenes a las parroquias de su diócesis de no proporcionar información a los agentes federales “a menos que esté respaldada por una orden judicial”.
Sin embargo, añadió, “incluso con una orden judicial, cuando se trata de justicia para los pobres, prevalece una justicia superior”.
“Si hay que pagar consecuencias, se pagarán. No lo llamo desobediencia civil, sino obediencia a la doctrina de la justicia y la caridad. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres”, resaltó el prelado.
La declaración del obispo fue recibida con aplausos por los presentes, entre ellos el Arzobispo de San Juan, Mons. Roberto González Nieves, y el Obispo de Ponce, Mons. Rubén Antonio González Medina.
Desde que asumió el cargo, el presidente estadounidense Donald Trump ha intensificado los esfuerzos para deportar a inmigrantes no autorizados en el país. En Puerto Rico, territorio estadounidense, muchos migrantes indocumentados provienen de la República Dominicana.