Por Durante dos años, el objetivo de Clare y Catherine Kracht, mientras aconsejan en la acera frente a una clínica de abortos en St. Paul, Minnesota (Estados Unidos), los miércoles por la mañana, es hacer saber pacíficamente a todos los que se encuentran allí que sus vidas son un don único de Dios.
A las 7:30 a.m., cuando las gemelas idénticas de 21 años pueden ser voluntarias juntas, es más probable que saluden a los empleados de la clínica que llegan a trabajar que a mujeres que buscan abortar. Pero las hermanas católicas buscan dejar que Dios les muestre qué decir a quienes encuentran y a quiénes ofrecer información sobre los bebés no nacidos, incluso si no siempre se sienten preparadas para responder a todas las preguntas sobre su postura provida.
“Supongo que algo que siempre he pensado en la acera es que siempre sé que Dios ya ha ganado la guerra, así que realmente no tengo que preocuparme en el momento”, dijo Clare al National Catholic Register.
Las gemelas suelen aconsejar junto a tres hombres cada semana a través de la organización sin fines de lucro Pro-Life Action Ministries, con sede en St. Paul.
Creciendo en una familia de 10 hijos, que incluye ocho hijas, en West St. Paul, Minnesota, las hermanas se han inspirado en el apoyo de sus padres y abuelos al movimiento provida. Además de su labor en la acera, su trabajo remunerado también refleja esta dedicación.
El movimiento provida tiene un significado especial para Catherine y Clare por otra razón: una o ambas podrían haber muerto si su madre no hubiera podido someterse a una cirugía antes de su nacimiento, la cual en ese entonces no estaba ampliamente disponible en Estados Unidos.