Varias ciudades de la provincia de Buenos Aires (Argentina) sufrieron en los últimos días las consecuencias de un grave temporal, que provocó la crecida de ríos, inundaciones, anegaciones, vehículos varados, rutas cortadas, y cerca de 3.000 personas tuvieron que ser evacuadas.
Entre las más afectadas estuvieron Zárate, Campana y alrededores, declaradas “zona de catástrofe”, donde en pocas horas se registraron más de 300 milímetros de lluvia. En consecuencia, muchos vecinos perdieron todo y comenzaron a activarse las acciones solidarias.
El Obispo de Zárate-Campana, Mons. Pedro Laxague, visitó el sábado el centro de evacuados habilitado en el Club Ciudad de Campana y reconoció: “es muy fuerte escuchar la frase ‘lo perdimos todo’, la cifra de evacuados allí era de 1200 al mediodía y se iba incrementando”.
“Esta es la realidad que enfrentamos, no tener nada … pero no es solo desolación, por otra parte está la esperanza en la generosidad de la gente: chicos y grandes ofreciéndose como voluntarios para preparar comida, trasladar gente en sus vehículos propios, conseguir lo que haga falta”, valoró.
“Nuestras comunidades rápidamente se están organizando para brindar la ayuda necesaria: si vieran la alegría de la Comunidad del Carmen de Campana, parecía que se preparaba una gran fiesta … cómo se nota el amor de Dios en el rostro de la gente, su mirada”, subrayó el prelado.
“Seguimos juntos atentos a esta situación: ¡nadie se salva solo!”, recordó el obispo citando una frase que el Papa Francisco solía decir a menudo.