“Le deseo que sea siempre testigo de Cristo resucitado, que nos da la paz y la unidad”. Este es el sencillo consejo que le da al Papa León XIV uno de sus mejores amigos, el prior de la Basílica de Santo Spirito en Florencia, el P. Giuseppe Pagano.
“Debe tomarse con calma sus compromisos”, señala en declaraciones a ACI Stampa este sacerdote italiano que como todos los que conocen a Robert Prevost desde hace décadas le llaman con cariño “padre Bob”.
“Lo conocí en 1983, cuando ambos estudiábamos en el Colegio Internacional Santa Mónica de Roma. Él ya era sacerdote y estudiaba Derecho Canónico; yo aún cursaba Teología”, recuerda el P. Pagano. “Nuestra amistad comenzó durante aquellos estudios y continuó años más tarde, cuando el Papa León XIV era padre general de la Orden. Tuve la alegría de trabajar con él durante cinco años. Es una amistad ligada a la alegría de ser agustinos y compartir los valores de la fraternidad”, agrega.
Entre los muchos recuerdos que guarda, destaca un viaje compartido a Viena y Bélgica y que dice mucho del carácter del nuevo Pontífice. “Un viaje que nos reunió para hablar de muchos temas relacionados con la vida de nuestra Orden, pero también de la belleza de los lugares que visitamos”, señala el P. Pagano, que no oculta la emoción que vivió el pasado jueves cuando —tras la fumata blanca— salió su amigo por el balcón central de la Basílica de San Pedro.
“Lo viví con una gran alegría al verle tan emocionado”, confiesa.
El P. Pagano está convencido que la herencia de San Agustín imprimirá un carácter de unidad al pontificado de León XIV. Entre los muchos proyectos que la Orden realiza en Italia destaca el “hermoso servicio” que brindan en santuarios y parroquias, incluso de carácter internacional.