Desde que el cónclave eligió al Cardenal Robert Francis Prevost el 8 de mayo, muchos han estado atentos a las señales de cómo el Papa León XIV seguirá o se apartará del camino marcado por su predecesor. Observadores han notado su elección de un nombre papal tradicional y su decisión de usar la capa roja llamada mozzetta en su primera aparición en la logia de la Basílica de San Pedro, ambos signos de contraste con el poco convencional Papa Francisco.
Sin embargo, una de las evidencias más comentadas no es una decisión del nuevo Papa, sino algo que dijo hace más de una década, cuando un colega y yo lo grabamos.
Conocí al futuro Papa León XIV en octubre de 2012, un día después del final del sínodo sobre la Nueva Evangelización. El enfoque de ese sínodo, muy característico del pontificado de Benedicto XVI, era el desafío de difundir y mantener la fe en las sociedades occidentales cada vez más poscristianas. El sentido de muchos discursos fue resumido por el Cardenal Donald Wuerl de Washington, quien lamentó que un “tsunami de secularismo” estaba envolviendo a la Iglesia.
En esos días, antes de las restricciones impuestas bajo el Papa Francisco, los discursos de los participantes en las sesiones a puerta cerrada del sínodo se ponían regularmente a disposición de la prensa. Uno de los discursos más citados y provocadores fue el del P. Robert Prevost, prior general de la Orden de San Agustín, quien habló sobre cómo los medios de comunicación occidentales promovían lo que él llamó “opciones de vida anticristianas”, incluyendo el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo, y cómo la Iglesia Católica podía responder.
En ese momento, yo dirigía la oficina de Roma de Catholic News Service, parte de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y estábamos cubriendo extensamente el sínodo. Escribí a la orden del P. Prevost para pedirle una entrevista, y él aceptó rápidamente. Así que, junto a mi colega Robert Duncan, fui a verlo a su oficina, a pocos metros de la Plaza de San Pedro.
El futuro Papa fue cortés, aunque algo reservado, según recuerdo, pero se mostró animado al hablar del gran santo cuyas obras son la base de su orden religiosa. Entrevisté al P. Prevost en video sobre varios temas, incluyendo las lecciones que San Agustín ofrece, especialmente en sus Confesiones, para evangelizar una sociedad altamente individualista.