El cardenal Robert Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el 267º pontífice de la Iglesia Católica y ha decidido tomar el nombre de León XIV. ¿Qué significado encierra esta elección?
Aunque no existen reglas oficiales para la selección del nombre papal, la tradición —vigente desde el siglo VI— indica que este suele expresar la misión que el nuevo papa desea asumir o rinde homenaje a algún predecesor cuya obra quiere continuar.
El primero en adoptar un nombre distinto al de nacimiento fue Juan II, en el año 533, quien decidió no conservar el nombre Mercurius por su origen pagano, y así sentó un precedente que se ha mantenido hasta hoy.
León es uno de los nombres más emblemáticos en la historia del papado. Con Prevost, ha sido usado en catorce ocasiones, igualando al nombre Clemente, aunque todavía detrás de Juan (23 veces), Gregorio y Benedicto (16 veces cada uno). De los papas que llevaron el nombre de León, cinco han sido canonizados.
Aquellos que han llevado el nombre de León parecen identificarse con un liderazgo firme, una doctrina clara y un profundo compromiso con la defensa de la fe y la dignidad humana.
Entre los más destacados están León, conocido como “el Magno”, y León XIII, ambos figuras que enfrentaron grandes desafíos: el primero, las invasiones bárbaras y las controversias teológicas del siglo V; el segundo, las tensiones sociales y culturales de la modernidad.