La Capilla Sixtina ha sido testigo de todas las elecciones papales desde 1492, con sólo cinco excepciones, y se prepara nuevamente para ser escenario del cónclave.
Los 133 cardenales electores, reunidos a puerta cerrada, tendrán la misión de elegir al sucesor del Papa Francisco a partir del miércoles rodeados de la belleza de los frescos de Miguel Ángel, Pietro Perugino, Sandro Botticelli y Domenico Ghirlandaio.
Situada estratégicamente en el corazón del Vaticano y protegida por la muralla leonina, la Capilla Sixtina fue construida sobre la antigua Cappella Magna. Desde su origen, sirvió no sólo como lugar de liturgia sino como espacio protegido para que se tomaran las decisiones cruciales que han marcado la milenaria vida de la Iglesia.
Su cercanía simbólica al lugar del martirio de San Pedro también refuerza la dimensión espiritual de la elección que en ella se va a llevar a cabo.
La Capilla Sixtina, que debe su nombre al Papa Sixto IV, quien la mandó construir entre 1475 y 1483, se desprendió el lunes 28 de abril del trasiego habitual de turistas para poder adaptarla a las estrictas normativas del cónclave y garantizar las condiciones necesarias de hermético aislamiento que rodean las votaciones de los cardenales.