Los católicos en Nicaragua, una Iglesia que sufre la feroz persecución de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y “copresidenta” Rosario Murillo, dan el último adiós al Papa Francisco, refiriéndose a él como “un padre que no nos dejó solos”.
Félix Maradiaga, expreso político y presidente de la Fundación Libertad, recuerda al Papa Francisco como “un pastor cercano, profundamente humano, que nunca olvidó a los que sufren, y que tuvo palabras valientes para denunciar la injusticia, la persecución y el exilio. Nuestra Iglesia en Nicaragua —perseguida, silenciada, y muchas veces olvidada— encontró en él a un padre que no nos dejó solos”.
“El Santo Padre supo acompañar, con su oración y su palabra profética, el dolor de nuestros obispos encarcelados, nuestras procesiones prohibidas y nuestras voces apagadas por la represión. Nunca fue indiferente al sufrimiento del pueblo nicaragüense. Su voz resonó en nombre de aquellos que no podían hablar”, subrayó el también excandidato presidencial en su cuenta en X.
En diciembre de 2024, el Papa Francisco dirigió una emotiva carta a los católicos de Nicaragua para expresarles su cercanía, afecto, y su incesante oración a la Virgen, implorando su consuelo en medio de la persecución por parte del régimen.
“Gracias, Papa Francisco, por haber hecho visible a los invisibles. Gracias por haber sido voz de los pueblos oprimidos. Y gracias, sobre todo, por recordarnos que la misericordia siempre tiene la última palabra. Descanse en la paz del Resucitado”, concluye Maradiaga.
Por su parte, los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua se unen “al profundo dolor por el sensible fallecimiento de nuestro Papa Francisco” y elevan “una acción de gracias a Dios por el testimonio de servicio y fidelidad a su ministerio, desde el cual siempre hizo presente la misericordia, la compasión y la fraternidad universal, como esenciales a la fe cristiana”.