María Magdalena García Ventura trabajó durante años como odontóloga en su país hasta que ingresó como postulante en las salesas de San Salvador. Años después, destinada en Granada (España), acaba de realizar su profesión perpetua el Domingo de Ramos.
“Mi vocación es una vocación tardía y gracias a Dios que existe la Orden de la Visitación, porque nuestro Santo Padre, pensando precisamente por una inspiración del Espíritu Santo, quiso que esta orden aceptara a personas de más de 35 años, sin un margen de edad límite específico”, relata la contemplativa en una entrevista publicada por la Archidiócesis de Granada.
María Magdalena desarrolló una carrera profesional y se acercó a estas religiosas a través de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón que se realiza en recuerdo de las mártires salesas asesinadas durante la persecución religiosa acaecida en España a inicios del siglo XX y, en especial, durante la Guerra Civil (1936-1939).
Durante una formación de la Guardia de Honor, algo transformó su corazón y se dedicó a llevar la devoción al Sagrado Corazón por diferentes pueblos de El Salvador. Esa experiencia sembró una inquietud en su interior:
“En eso estaba cuando le dije a una de las madres que yo sentía algo en mi corazón que era más que hacer el apostolado de llevar esa devoción”, explica María Magdalena, quien sentía que quería algo más, “pero no sabía qué”. Entonces, una de las madres le invitó a hacer un retiro espiritual y la superiora la admitió. En ese retiro de tres días, mediante la lectura de las Escrituras, comenzó a ver claro su futuro: “Bueno Señor, pero yo qué es lo que estoy buscando ahí afuera, si lo que yo quiero está aquí adentro”.