Esta semana, El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés), bajo el mandato del presidente Donald Trump, anuló las directrices de la era Biden que anteriormente requerían que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) buscaran la aprobación de sus superiores antes de arrestar a personas en o cerca de “lugares sensibles” como iglesias, hospitales o escuelas.
La política de “lugares sensibles” comenzó en 2011 con un memorando del entonces director del ICE, John Morton. Prohibía a los agentes del ICE llevar a cabo acciones de control de inmigración en lugares como hospitales, lugares de culto, escuelas o durante eventos como bodas o desfiles, a menos que haya una necesidad urgente, como una persona que represente una amenaza inminente o si los agentes han solicitado una aprobación superior para hacerlo.
Posteriormente, la administración Biden emitió una definición ampliada de “lugares sensibles”, que agregó lugares como parques infantiles, refugios para personas sin hogar, centros de respuesta a emergencias y refugios para víctimas de violencia doméstica.
La orden fue firmada por el secretario interino de Seguridad Nacional, Benjamine Huffman, quien se desempeña como jefe de la agencia en espera de la confirmación de la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem.
“Esta acción empodera a los valientes hombres y mujeres de CBP [Aduanas y Protección Fronteriza] y ICE para hacer cumplir nuestras leyes de inmigración y atrapar a extranjeros criminales, incluidos asesinos y violadores, que han ingresado ilegalmente a nuestro país”, dijo un portavoz del DHS el 21 de enero.
“Los criminales ya no podrán esconderse en las escuelas e iglesias de Estados Unidos para evitar ser arrestados. La administración Trump no les atará las manos a nuestras valientes fuerzas del orden y, en cambio, confía en que utilicen el sentido común”.