¿Anticoncepción de emergencia o aborto provocado?, el derecho de la mujer a saber la verdad


Dr. Luis E. Ráez

Cuando abordamos la «anticoncepción de emergencia» que se practica en Estados Unidos no nos referimos al uso del fármaco RU-486, cuyo objetivo principal es abortar un embrión humano recién formado. La «anticoncepción de emergencia» agrupa los métodos planteados para casos de violación y comúnmente para usuarias de la píldora «anticonceptiva» convencional que se olvidaron de consumirla por uno o más días, mantuvieron relaciones sexuales en periodos fértiles y temen concebir. En estos casos, los médicos plantean varias opciones para impedir el embarazo, muchas de las cuales implican el uso de una dosis alta (tomar varias pastillas) del «anticonceptivo» habitual por las siguientes horas o días.

La Iglesia Católica y numerosas instituciones pro-vida siempre han advertido a las usuarias que los mecanismos de acción de la píldora «anticonceptiva» incluyen además del efecto anticonceptivo (impedir la ovulación), un efecto inmovilizador del esperma y la alteración del endometrio materno una vez que ha ocurrido la fecundación (un aborto del embrión, por ello decimos que las píldoras «anticonceptivas» son algo más que anticoncepción).

En el caso de la anticoncepción de emergencia, usar más de una píldora al mismo tiempo aumenta la posibilidad de un aborto provocado según varios investigadores, como los doctores Kahlenborn, Stanford y Larimore de las Universidades de Utah y South Florida, que publicaron un interesante artículo en la revista Annals of Pharmacotherapy.

Los mencionados autores decidieron revisar toda la literatura médica disponible de los últimos 25 años sobre los posibles efectos de los anticonceptivos hormonales de emergencia en el útero después de la fecundación (efectos abortivos). Los autores sostienen que si bien los métodos más usados a veces pueden impedir la ovulación y actuar realmente como anticonceptivos, también pueden actuar impidiendo la implantación del bebé en el útero debido a los efectos adversos que causan en el endometrio. Esto ocurre independientemente de la época del ciclo menstrual en que se use el anticonceptivo de emergencia y comprobarían su efecto abortivo.

Estas conclusiones tienen consecuencias muy importantes. Así como los católicos sabemos que el aborto es un crimen y lo repudiamos, hay gente no católica o no creyente que utiliza estos anticonceptivos de emergencia sin conocer sus potenciales efectos porque éstos no son mencionados en la autorización de tratamiento que todas las mujeres firman, ni sus eventuales consecuencias legales y también psicológicas. La mujer que recurre a este tipo de medidas podría sentirse muy mal al enterarse que la acción de la anticoncepción de emergencia no solo impide la ovulación sino que puede impedir la implantación del embrión ocasionando un aborto.

Que la evidencia científica no sea concluyente para afirmar o descartar los abortos en la anticoncepción de emergencia no implica crear pánico entre las mujeres que se someten a estos procedimientos, pero tampoco podemos (como algunos ginecólogos piensan) evitar dar esta información «porque aún no está definitivamente probada».

En Estados Unidos como en otros países del mundo está reconocido el derecho a conocer todas las posibles consecuencias de los procedimientos médicos a los que se somete un paciente, aunque las probabilidades de que ocurran sean muy bajas. Los expertos citados líneas arriba señalan el ejemplo de la anestesia general. Antes de empezar una cirugía, el paciente debe firmar un consentimiento para el uso de anestesia en el que se especifica que ésta incluso podría ser mortal, aunque el chance de que esto ocurra sea mínimo. Como las posibilidades son escasas, todos usualmente escogemos someternos a la anestesia sin pensarlo mucho cuando necesitamos una cirugía.

Este tipo de problemas no existirían si la humanidad (particularmente los católicos) escuchara las enseñanzas de la Iglesia al respecto. Está claramente establecido en la Humane Vitae , escrita por el Papa Pablo VI hace más de 30 años, que la anticoncepción siempre daña la relación de pareja al atentar y banalizar las características de la unión entre los esposo, que tiene un doble fin: unitivo y procreativo. Existen métodos eficaces de planificación natural de la familia como el Billings o el Método Sintotérmico que pueden ser aprendidos por cualquier pareja de cualquier clase social o cultural para espaciar los embarazos.

Lo más grave es que un inocente será abortado si el endometrio se altera. No importa que sea un embrión pequeño o un feto de varios meses esperando nacer. El ser humano es totalmente digno desde su fecundación y su dignidad no puede ser destruida en nombre de la libertad (o libertinaje) por los partidarios de una cultura de muerte que se arrogan el derecho a decidir por las vidas de los demás. En nombre de los derechos que disfrutan todos los ciudadanos de los países democráticos debemos estar de acuerdo en que el paciente merece estar siempre informado sobre todos los beneficios o riesgos de cualquier procedimiento al que deba someterse para que realmente pueda decidir con libertad qué es lo mejor.

Referencias:

Kahlenborn C, Stanford JB, Larimore WL. Postfertilization effect of hormonal emergency contraception. Ann Pharmacother. 2002 Mar;36(3):465-70.