Décimo noveno día

Respuesta de Jesús

¿No saben que tengo que ocuparme de los asuntos de mi Padre?” Hablando de esta manera, dice Bossuet, desautoriza a María, que había llamado padre a José? No, sin duda, pero le recuerda el dulce recuerdo e su verdadero Padre que es Dios. Cuya voluntad debe ser su ocupación”.
José y María aceptaron esta divina respuesta; sabían ambos que su querido hijo no era en sus manos sino un depósito, que no había venido para permanecer con ellos, y que los profetas lo habían dicho, los ciegos y los enfermos lo esperaban sobre los caminos de Judea, que las almas sin pastor tenían sed de escucharlo, y que la profecía más dura, la cruz y el Calvario eran su último destino terrestre. Se sometieron; María con esta misma resignación heroica que la hizo permanecer junto a la Cruz, san José con la fe, la simplicidad, la devoción que impregnan todos sus actos. Descansa con humildad, adora al Hijo de Dios que fue confiado a su amor, que pudo sustraer a Herodes, pero que no podrá sustraer a la cruz. Bajo la voluntad divina s inclinan el Dios-Hombre, la Virgen-Madre y el santo protector. Dedíquense hijo a conocer la voluntad de Dios sobre acerca de ustedes, y pidan a san José para que los guíe en la elección de una carrera. Saquen de la escuela de Jesús niño el amor al deber, sea cual fuere, y miren cómo la gran preocupación aquí abajo no es ganar dinero o adquirir honores sino cumplir la voluntad divina practicando sus deberes hacia Dios y hacia los hombres.

Oración

Te rendimos, Señor, el homenaje de nuestra servidumbre, y teb lo pedimos humildemente, por los méritos del santo esposo de María, bendecir en nosotros tus propios dones, y y concedernos la gracia de la salvación. San José, jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.

Ejemplo

Devoción de Silvio Pellico a San José

Se leerá con edificación las líneas siguientes, extraídas de una carta de la señorita Pellico:
“Usted desea, Reverendo Padre. Algunos detalles íntimos sobre la devoción de mi hermano a san José. Tenía una confianza sin límites, y se consideraba felicísimo de llamarse José, como no dejaba de repetirlo. Creo que había leído
lo que se había escrito a gloria del casto Esposo de María. Tres días entes de su muerte, me dijo, refiriéndose a su hora final: “Comprenderemos, finalmente, en el cielo, y veremos las grandezas y los méritos de nuestro santo Patrón, porque san José y María son inabarcables; no fueron conocidos en este mundo, porque los hombres no podían apreciar todos sus méritos. Creo, de la misma manera, que la santísima Virgen es honrada con un culto particular; san José ha sido elevado por encima de todos los otros bienaventurados, el más cercano y el más amado por Jesús y María, y por consecuencia el más poderoso para auxiliarnos. Apoyémonos pues sobre san José, su corazón descansó sobre l corazón de Jesús; estaba lleno de ternura y de veneración por ese divino niño, convertido en su hijo adoptivo, y por su augusta Madre, su casta esposa. Invoquémoslo con confianza, y su intercesión nos alcanzará todas las gracias que necesitamos. Es nuestro amigo celeste, ¡cuántas veces no ha venido ya en mi auxilio!


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa