Muchas ciudades, santuarios y templos alrededor del mundo llevan su nombre, generalmente en lugares donde está presente la familia franciscana.
A finales de la década de los 50 del siglo pasado, la televisión emergió como una de las formas de comunicación más importantes de la sociedad moderna. En atención a ello, el Papa Pío XII bendijo la nueva tecnología, y ofreció la compañía y protección de la Iglesia Católica para encauzar esta nueva herramienta dentro de los límites de lo rectamente humano.
Así, en 1958, Pio XII publicó una Carta Apostólica proclamando a Santa Clara Patrona de la Televisión. Por extensión, se le considera también patrona de todas las telecomunicaciones.
En el documento se expresa que la Iglesia apoya la innovación tecnológica y recomienda el uso de la tecnología moderna para proclamar el Evangelio. Además, se reconoce que la televisión es tan capaz de producir bienes como de lo contrario -lo mismo puede decirse de toda forma de telecomunicación o transferencia de información-, por lo que se hace necesario que esta tecnología tenga un santo patrono para la protección espiritual de quienes la utilizan.