28 de julio de 2014 / 04:24 PM
El P. Juan Ricardo Romero –actualmente jubilado-, afirma que tomó la decisión de ser sacerdote a los tres o cuatro años de edad luego de un episodio familiar que ahora recuerda como una broma, pero que lo ayudó a tomar una dirección de la cual "estoy muy agradecido".
Este hecho sucedió cuando radicaba con su familia en Albuquerque, Nuevo México (Estados Unidos). Sus padres habían invitado a un sacerdote jesuita a bendecir la casa. "El sacerdote bendijo la casa", relata, "dijo unas oraciones y, al terminar mi madre, que era buena cocinera, sirvió una comida deliciosa". Al verlo, el pequeño Juan se dijo: "Vino a casa, dijo unas oraciones y se le da de comer. ¡Qué bueno! Yo también quiero ser sacerdote".
Años después, tal como cuenta el sacerdote a Vida Nueva –sitio informativo de la Arquidiócesis de Los Ángeles- esta vocación no ha tambaleado a pesar de los "altos, bajos y curvas que he encontrado en mi camino. A pesar de los malos ratos pasados. Nunca quise ser otra cosa y estoy muy agradecido".