Turquía también vive la Semana Santa pero lo hace en un ambiente cuando menos peculiar, ya que en este país de mayoría musulmana las procesiones están prohibidas y las liturgias se celebran casi en familia debido a que la comunidad católica es muy reducida.
La Constitución turca reconoce los derechos a la libertad de culto y a la libertad de conciencia. Sin embargo, la comunidad católica no está considerada una minoría religiosa en Turquía, como lo pueden ser los cristianos ortodoxos o los judíos. Por tanto, carece de reconocimiento jurídico, lo que significa que tiene radicalmente prohibido el proselitismo religioso, esto es, cualquier tipo de publicidad, vestir hábitos religiosos por la calle o realizar procesiones.
"La libertad religiosa está contemplada en lo jurídico, pero en la práctica no se puede ejercer todo. No se puede hacer propaganda, actividades de tipo religioso fuera de las iglesias. Entonces, se hace todo en el recinto del centro, de las casas religiosas", señala en una entrevista a Europa Press el presidente de la Unión de Religiosos y Religiosas de Turquía, el franciscano mexicano Rubén Tierrablanca.