Paolo Gabriele, ex mayordomo del Papa Benedicto XVI que robó y filtró documentos confidenciales de la Santa Sede a la prensa, conocidos como “vatileaks”, fue sentenciado hoy a un año y medio de prisión por el Tribunal de Justicia del Estado de Ciudad del Vaticano.

Gabriele fue sentenciado originalmente a tres años, sin embargo el tribunal redujo la pena debido a que carecía de antecedentes penales, además de “los resultados del estado de servicio en época antecedente a los hechos realizados, el convencimiento subjetivo - equivocado - indicado por parte del imputado que motivó su conducta, así como también la declaración de ser consciente de haber traicionado de la confianza del Santo Padre".

La sentencia también obliga a Paolo Gabriele a asumir los costos del proceso judicial.

El portavoz de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, dijo a la prensa que el tribunal vaticano indicará posteriormente la modalidad de la reclusión a la que fue condenado Gabriele. También está pendiente la posibilidad de que la defensa del ex mayordomo del Papa presente su apelación a la sentencia.

El P. Lombardi indicó que el Papa Benedicto XVI sigue de cerca el proceso, por lo que no descartó que pueda concederle un indulto al ladrón de los documentos de la Santa Sede.

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede destacó la “plena independencia de la magistratura vaticana de las otras autoridades de la Santa Sede” y que la Secretaría de Estado no ejerció “ninguna presión ni intervenciones para condicionar el proceso”.

La sorprendente rapidez del desarrollo del proceso contra Gabriele se debe, explicó el P. Lombardi a que “todos los elementos de la investigación formal han entrado en el proceso penal”.

El portavoz vaticano recordó también que en poco tiempo se realizará el proceso contra Claudio Sciarpelletti, presunto cómplice de Gabriele.
Sin embargo, el P. Lombardi indicó que en base a la declaración del ex mayordomo del Papa “no hay elementos que prueben ninguna complicidad”, dino que este fue “sugestionado por circunstancias ambientales”.

Precisamente en vísperas de la lectura de su sentencia, Gabriele declaró que su al robar y filtrar los documentos de la Santa Sede tuvo “la convicción de haber actuado por exclusivo amor visceral por la Iglesia de Cristo y por su jefe visible”.

“No me siento un ladrón”, aseguró.