28 de febrero de 2006 / 01:17 PM
El grupo de ayuda a delincuentes y drogadictos, Samaritanos de la Calle, trabaja en la localidad de El Calvario, en Cali, en donde les ofrecen alimentos, medicinas, hospedaje y atención personalizada.
Según informa el diario El País, la hermana Magdalena, coordinadora de la Casa Uno, explica que el propósito que tiene su organización, impulsada por el asesinado Arzobispo de Cali, Mons. Isaías Duarte Cancino; “es reducir el daño de los drogadictos y darles amor, esa extraña medicina que es la única esperanza para una ciudad enferma de indiferencia”.
Miles de personas, casi todas consumidoras de drogas, sobreviven en las calles de El Calvario, Cali; en inmuebles conocidos como “inquilinatos”, que son grandes casonas con paredes delgadas en donde viven en condiciones infrahumanas.