Desde la Catedral de León, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a los obispos de América Latina y el Caribe a trabajar para que la Iglesia Católica siga siendo “semilla de esperanza” en el continente y pidió que “reine un espíritu de comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones estériles, críticas y recelos nocivos”.
En la homilía que pronunció durante el rezo de las Vísperas, el Papa explicó que “no hay motivos, pues, para rendirse al despotismo del mal. Y pidamos al Señor Resucitado que manifieste su fuerza en nuestras debilidades y penurias”.
Tras afirmar que “esperaba con gran ilusión este encuentro” con los obispos, el Papa admitió que “la situación actual de sus diócesis plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero, sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda”.