El Papa Francisco recibió este jueves al Catholicós de la Iglesia Ortodoxa siro-malankar de la India, Su Santidad Moran Baselios Marthoma Paulose II, a quien reiteró el compromiso de la Iglesia de promover la "cultura del encuentro" e impulsar cada vez más la reconciliación entre los cristianos y la reconciliación en el mundo, así como la colaboración mutua ante los crecientes desafíos sociales y religiosos.

"La fraternidad apostólica, que unía a los primeros discípulos en su servicio al Evangelio, sigue uniendo aún hoy a nuestras Iglesias, por encima de las tristes divisiones surgidas en el curso de la historia y que, gracias a Dios estamos intentando superar, obedeciendo a la voluntad de nuestro mismo Señor", expresó el Papa al líder de la Iglesia nacida de la predicación del Apóstol Santo Tomás.

Francisco dijo que las palabras "Señor mío y Dios mío" expresadas por el apóstol son una de las más bellas confesiones de fe en Cristo que transmiten los Evangelios. Es precisamente en esta fe que hoy nos encontramos, afirmó el Papa. Dijo que es esta fe la que nos une, aunque aún no podemos compartir la mesa eucarística. Y es esta fe la que nos impulsa a proseguir e intensificar el compromiso ecuménico, el encuentro y el diálogo hacia la comunión plena.

En ese sentido, recordó los encuentros entre el Beato Juan Pablo II y el Catholicós Moran Mar Baselios Marthoma Mathews I en 1983 en Roma y en 1986 en Kottayam (India). También destacó los trabajos de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa siro-malankar, uno de cuyos grandes resultados fue la Declaración cristológica común.

"He querido recordar algunas etapas de estos treinta años de progresivo acercamiento entre nosotros porque pienso que en el camino ecuménico es importante mirar con confianza a los pasos cumplidos, superando prejuicios y cerrazones, que forman parte de esa 'cultura del desencuentro', que es fuente de división, para dejar espacio a la 'cultura del encuentro', que nos educa a la comprensión recíproca y a obrar en favor de la unidad", expresó el Papa.

Para ello, reiteró la importancia de la oración, porque solo el Espíritu Santo con su gracia y su luz puede guiar los pasos hacia una fraternidad cada vez mayor.

"Que el Espíritu Santo siga iluminándonos y guiándonos hacia la reconciliación y la armonía, superando todas las causas de división rivalidad que marcaron nuestro pasado. Santidad, avancemos juntos en este camino, mirando con confianza hacia aquel día en que, con la ayuda de Dios, estaremos unidos ante el altar del sacrificio de Cristo, en la plenitud de la comunión eucarística", culminó.