Dentro de la capilla de Nuestra Señora de la Esperanza, en la Prisión de Sing Sing de Nueva York (Estados Unidos), los reos quedaron sorprendidos por lo que habían recibido del Papa Francisco.
Denis Martínez, un delincuente sirviendo una condena de 11 años en Sing Sing, envió una original pintura de tres crucifijos como un regalo al Papa Francisco.
Otros presos enviaron mensajes junto con dibujos del Papa, como un símbolo de su respeto por él.