En esta línea, el Santo Padre explicó que la gracia de Dios "es algo que no podemos comprar o intercambiar, sino acoger, participando así en la misma vida divina por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros desde el día de nuestro Bautismo".
Asimismo, el Papa afirmó que la santidad "además de un regalo, es también una llamada, una vocación común a todos nosotros, a los discípulos en Cristo; es el camino de plenitud que todo cristiano está llamado a recorrer en la fe, dirigiéndose hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna".
"La santidad se vuelve así respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como asunción de responsabilidad. En esta perspectiva, es importante asumir un cotidiano compromiso de santificación en las condiciones, en los deberes y en las circunstancias de nuestra vida, tratando de vivir cada cosa con amor, con caridad", concluyó entonces el Papa.
Suscríbete a ACI Prensa
Recibe nuestras noticias más importantes por email.