El Papa Francisco expresó este miércoles su cercanía a los trabajadores de la siderúrgica Lucchini de Piombino -que le enviaron un video donde expresan su preocupación por el cierra de esta empresa italiana-, y exhortó a todos los responsables a no quedarse "con las manos cruzadas" ante el desempleo y ser creativos para devolver la esperanza a las personas afectadas por la crisis.
"Ayer he recibido un video llamamiento de parte de los obreros de la Lucchini de Piombino, que me enviaron antes del cierre del alto horno y que verdaderamente me ha conmovido. Me quedé triste", expresó el Pontífice al final de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro.
"¡Queridos obreros, queridos hermanos en sus rostros estaba dibujada una profunda tristeza y preocupación de padres de familia que sólo piden su derecho de trabajar, para vivir de forma digna y para poder custodiar, alimentar y educar a sus propios hijos. Tengan la seguridad de mi cercanía y de mi oración", aseguró.