En sus palabras previas al rezo del Ángelus dominical, el Papa Francisco señaló a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro que Cristo empezó su labor evangelizadora en Galilea, la tierra de los gentiles y zona de frontera "despreciada por los judíos observantes", "para enseñarnos que nadie está excluido de la salvación de Dios".
El Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del domingo que narra "los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y aldeas de Galilea". La misión de Cristo, recordó, "no parte de Jerusalén, es decir del centro religioso, social y político, sino de una zona periférica, despreciada por los judíos más observantes, con motivo de la presencia en aquella región de diversas poblaciones; por ello el profeta Isaías la indica como 'Galilea de los gentiles'".
"Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diferentes por raza, cultura y religión. Galilea se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se parece al mundo de hoy: comprendida por diversas culturas, necesidad de confrontación y de encuentro", explicó.