Al pronunciar su discurso, el Santo Padre señaló la necesidad de que los estudiantes universitarios puedan crecer humanamente al madurar "en conocimiento y libertad, en capacidad de pensar y actuar, de participar crítica y creativamente en la vida social y civil, con su propia competencia cultural y profesional".
"Este crecimiento humano de las personas solo puede tener un impacto positivo en la sociedad. Por ello, invertir en la formación, en la escuela y en la universidad es la mejor inversión para el futuro de un país. Lo sabemos, lo oímos repetir a menudo, pero no siempre tomamos decisiones coherentes", afirmó.
En esta línea, el Papa Francisco recordó a San John Henry Newman y sus reflexiones sobre la universidad en las que el Santo inglés afirmó que en el ambiente universitario el joven "se forma un hábito mental para toda la vida, cuyos atributos son la libertad, la equidad, la calma, la moderación y la sabiduría".