En el discurso que dirigió al presidente de Israel, Shimon Peres, el Papa Francisco rescató la importancia espiritual de Tierra Santa, al afirmar que los lugares sagrados que hay en ella no son museos para el turismo, sino espacios que deben ser cuidados porque en ellos los creyentes viven su fe.
"Los Lugares Santos no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad. Por eso, se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro", expresó el Papa al inicio de su discurso.
Francisco, que también abordó el problema de la violencia en Oriente Medio entre judíos y musulmanes, abogó para que "Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la paz".