Al presidir ayer la Misa por la fiesta de Santa Ana en la localidad de Caserta, al sur de Italia, ante más de doscientas mil personas, el Papa Francisco indicó que dar darle el primer lugar a Dios en la propia vida significa decirle no al mal, así como a la corrupción y a la ilegalidad.
El Santo Padre señaló que "dar el primado a Dios significa tener el coraje de decir no al mal, no a la violencia, no a los abusos, para vivir una vida de servicio a los demás y en favor de la legalidad y del bien común".
"Cuando una persona descubre en Dios, el verdadero tesoro, abandona un estilo de vida egoísta y busca compartir con los demás la caridad que viene de Dios. Quien se vuelve amigo de Dios, ama a los hermanos, se compromete en salvaguardar sus vidas y su salud respetando también el ambiente y la naturaleza".