La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), dirigió su mensaje de Navidad en el que exhortó a los fieles a comprometerse en la edificación de una sociedad más justa, pues Cristo también enfrentó adversidades en su nacimiento y con ello enseñó también a vencerlas.

"En su nacimiento, Jesús experimentó muchas adversidades: la carencia de un lugar para que su Madre lo diera a luz; la amenaza de Herodes, que obligó a su Familia a refugiarse en Egipto. Sin embargo, no se dejó vencer, sino que fue capaz de transformar definitivamente la historia humana con el poder del amor", expresaron los obispos mexicanos.

En su mensaje, los prelados recordaron que en Navidad celebramos que Dios "se hace uno de nosotros y entra en nuestro mundo y en nuestra historia para rescatarnos de la soledad del pecado y de su más terrible consecuencia: la muerte. Jesús nace en Belén para comunicarnos al Espíritu Santo, convocarnos en su Iglesia y hacernos hijos de Dios".

"¡Jesús viene para hacernos partícipes de la vida plena y eternamente feliz de Dios! (...). Ser de Cristo significa unirnos a Él y vivir como nos enseña: amando a Dios y amando al prójimo", indicaron.

En ese sentido, afirmaron que "este amor es la fuerza capaz de transformar a nuestro país y al mundo, en el que muchos hermanos y hermanas son víctimas de diversas formas de injusticia, pobreza, desempleo, violencia, explotación, trata de personas, corrupción, impunidad, daños a la ecología, y no pocos padecen todavía las consecuencias de los recientes desastres naturales ¡Y qué decir del drama que sufren tantos migrantes y sus familias!".

"Jesús, nacido en Belén, se nos ofrece como una luz que ilumina el camino que debemos seguir para superar estas inequidades que, como señala el Papa, son la 'raíz de los males sociales'. Cristo nos enseña que 'la solución nunca consistirá en escapar de una relación personal y comprometida con Dios que al mismo tiempo nos comprometa con los otros'", aseguraron.

Por ello, la CEM señaló que si cada uno no contribuye "en la edificación de una sociedad en la que a todos se haga posible una vida digna y un desarrollo integral, 'no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor'".

Los obispos exhortaron a los fieles a no dejarse vencer por las dificultades y más bien suscitar "una cadena de transformaciones que vayan mejorando nuestra familia, nuestros ambientes, nuestra nación y nuestro mundo, valorando, respetando, promoviendo y defendiendo la vida, la dignidad y los derechos de toda persona, especialmente de los más vulnerables".

Finalmente, pidieron a la Virgen de Guadalupe que "nos obtenga de Dios la gracia de vivir esta Navidad un encuentro con Jesús, que nos lleve a 'hacer equipo' con los demás, más allá de las legítimas diferencias, para generar con paciencia y constancia aquellos dinamismos que fructificarán en importantes acontecimientos históricos.