Obispos exhortan a trabajar por la paz en una “Argentina enferma de violencia”

Obispos exhortan a trabajar por la paz en una “Argentina enferma de violencia”
Los obispos de Argentina en asamblea (Foto AICA)

La Conferencia Episcopal Argentina exhortó hoy a trabajar por la paz en una Argentina "enferma de violencia" y consideró que "para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley".

Tras advertir que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad" y sobre "una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio".

"Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena", subrayó en una declaración dada a conocer en el marco de la 107ª Asamblea Plenaria que se desarrolla en Pilar y en donde participan un centenar de obispos.

El Episcopado afirmó que la corrupción tanto pública como privada es "un verdadero cáncer social, causante de injusticia y muerte" y lamentó que en el país se promueva con frecuencia "una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad".

La declaración se titula "Felices los que trabajan por la paz" e incluye un llamado a rezar la Oración por la Paz de San Francisco de Asís el próximo 25 de Mayo, con motivo de la fiesta patria.

Los prelados señalan que la violencia que se vive en Argentina "alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada 'justicia por mano propia'. La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad".

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Tras señalar que "a estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos", los obispos indican que "todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo, peleas entre 'barrabravas' a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la naturaleza".

"Pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar sus propias violencias. Es necesario reconocer las diversas crisis por las que atraviesa la familia, que es la primera escuela de paz. En ella aprendemos la buena noticia del amor humano y la alegría de convivir. Muchos niños y adolescentes crecen solos y en la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales. Esto también repercute en la escuela".

La CEA afirma luego que "para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad".

"En el cuerpo de nuestra sociedad se encuentran también los recursos para afrontar el paciente camino de la recuperación. Todos estamos involucrados en primera persona. Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que sigue animando el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinción entre creyentes y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de educarnos para la paz".

Los obispos resaltan que "toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y dimensiones. Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida abundante".

Para concluir, los prelados aseguran que "la Virgen de Luján, presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos anima y acompaña en nuestro empeño '…porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes…'".

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