Después de un reciente ataque militar en el sur de Filipinas, un obispo pidió al gobierno y a las fuerzas rebeldes que retiren a sus soldados de las comunidades tribales y que a su vez se establezcan "zonas de paz" donde no puedan ingresar.
El vicario apostólico de Bontoc-Lagawe y presidente de la comisión de los obispos filipinos para los pueblos indígenas, Mons. Valentin Dimoc, pidió a todos los militares dejar en paz las tierras tribales, después de que se diera a conocer los informes sobre comunidades desplazadas y violencia civil en el país.
UCA News informó que cerca de 100 familias se vieron obligadas a huir de Diatagon, una aldea en la provincia de Surigao del Sur, el 29 de febrero. Las tropas gubernamentales habían barrido el área en busca de comunistas rebeldes, indicó el grupo de derechos humanos Karapatan.