El Prefecto Apostólico de Battambang (Camboya), Mons. Kike Figaredo, ha calificado de "muy triste" lo que ocurrió el 6 de febrero cuando 15 inmigrantes murieron en la frontera con Ceuta mientras intentaban alcanzar la costa a nado, así como la actuación de la Guardia Civil que disparó pelotas de goma al agua, y ha subrayado que "la violencia no es la conducta que hay que tener" en un país desarrollado para controlar la inmigración, aunque ha precisado que le faltan datos sobre los sucesos.

Así se ha pronunciado Mons, Figaredo en una rueda de prensa con motivo de su visita a Madrid para participar este miércoles a las 19,30 horas en la Universidad San Pablo CEU en un coloquio preparatorio del XI Encuentro Misionero de Jóvenes que se celebrará del 21 al 23 de marzo en Madrid y que es organizado por Obras Misionales Pontificias (OMP).

"Es muy triste, creo que en países desarrollados que se supone que tenemos criterios morales básicos y de acogida, el uso de la violencia no es la conducta que hay que tener. Se pueden hacer las cosas sin violencia, la violencia no lleva a nadie a ningún progreso y la dignidad personal, que son personas, son como nosotros, aunque vengan de países pobres y vendrán sin papeles, como quieran, pero son personas que hay que acoger, que respetar, que su vida tiene valor", ha subrayado.

Mons. Figaredo ha explicado que él vivió durante tres años en la frontera entre Camboya y Tailandia y vio cómo los refugiados camboyanos, desplazados de guerra, "sufrieron mucho las injusticias de los soldados tailandeses que nunca reconocieron que había seres humanos allí", que "los trataban fatal". Además, ha recordado que hace unos días en Camboya hubo desalojos y se les echa con balas no de goma sino de verdad.

Por ello, ha pedido que prevalezca "el buen entendimiento y la denuncia de la violencia" así como "instrumentos que ayuden a un orden social que garantice que las personas son respetadas como seres humanos".

Por otra parte, preguntado por la reforma de la Curia por parte del Papa Francisco, Mons. Figaredo ha indicado que vive "con mucha esperanza" estos cambios porque cuenta con "gente buenísima" y espera que con ellos, el Vaticano sea "un lugar que ayude a las iglesias locales y de la periferia y piense más en la vida pastoral que en la burocracia".

En esta línea, Mons. Figaredo ha recordado que tuvo la oportunidad de encontrarse con el Pontífice y que le recibió con "acogida" y con "una lluvia de preguntas" pues "lo quería saber todo de Camboya", conocer la situación de la Iglesia y de la sociedad.

Además, sobre la posible visita del Papa a Corea del Sur en agosto con motivo del gran encuentro de jóvenes asiáticos, que está "en estudio", Mons. Figaredo ha apuntado que la juventud de allí le va a escuchar como a "un líder mundial" y que el mensaje va a llegar tanto a bautizados como a no bautizados. Asimismo, se ha mostrado convencido de que tratará temas "candentes" como la paz, la justicia para todos o el salir de ideologías.

Estos mensajes llegarán a unos jóvenes camboyanos que tienen dificultades para acceder a la educación básica, que buscan un futuro fuera de su país, pero que, al final, según ha precisado Figaredo, no se diferencian tanto de los españoles pues lo que quieren es "un cambio". En Camboya, la mitad de la población es menor de 25 años, pero la presencia de la Iglesia católica es minoritaria.

Kike Figaredo es conocido como "el obispo de las sillas de ruedas" pues se hizo misionero para sanar las heridas de los mutilados de guerra y garantiza cada día con su labor un futuro para las víctimas de las minas antipersona --muchas de las cuales aún siguen enterradas en Camboya--.

Al final de la rueda de prensa, el director nacional de OMP, Anastasio Gil, ha anunciado que, según los datos arrojados por el último ejercicio económico de Obras Misionales Pontificias que se cerrará en los próximos días, la colaboración de los ciudadanos en 2013 fue "notablemente superior" con respecto a 2012.