El Observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Mons. Francis Chullikatt, señaló que tanto las políticas antidrogas como los esfuerzos de prevención y sus tratamientos, deben reflejar la dignidad de la persona humana y ayudar a construir la familia.

Estas declaraciones las hizo ante la 43º Asamblea General de la organización celebrada en ciudad La Antigua (Guatemala) del 4 al 6 de junio y que tuvo como tema "Hacia una Política Integral de Lucha contra las Drogas en las Américas".

El Prelado recordó a los presentes que "la familia constituye la base misma de la sociedad", por lo tanto es importante y necesario que los políticos busquen"mantener a la familia como la piedra angular de la prevención, el tratamiento, la rehabilitación, la reintegración y estrategias de salud".

"Cuando el abuso de drogas destruye el tejido social de las familias, inevitablemente conduce a la desestabilización de la sociedad en general", expresó el Arzobispo y pidió que se resguarde la dignidad de la persona "especialmente los jóvenes que representan nuestro futuro y esto requiere el esfuerzo concertado de todos en la sociedad".

El Arzobispo Chullikatt explicó que "la cadena de la esclavitud" a las drogas sólo puede ser roto por las personas que están facultados para tomar las decisiones correctas y afirmó que la Santa Sede está firmemente comprometida en educar las conciencias y "aliviar el sufrimiento que aflige a los que se ven afectados por el abuso de drogas".

Al finalizar dijo que la Santa Sede espera que los individuos, las familias y las comunidades tengan la oportunidad de dejar atrás las falsas promesas del consumo de drogas y reconstruir sus vidas. "Abordar el impacto internacional de estos problemas requiere que nos comprometámonos en  primer lugar para reconocer dignidad inherente y el valor de cada persona, sin excepción", concluyó.