El siglo XX proporcionó a la Iglesia innumerables mártires que dieron su vida por la fe en el contexto de las grandes persecuciones religiosas emprendidas por los totalitarismos ateos fascistas y comunistas.
Uno de esos mártires fue el policía italiano Giovanni Palatucci, que salvó la vida a cinco mil judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Proclamado Siervo de Dios en el año 2002, se encuentra en la actualidad en proceso de beatificación.
Para recordar su obra, la iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma celebró una elevación espiritual, un concierto cuyo fin es ayudar a la oración, en su honor.