Más de mil sacerdotes ingleses firmaron una carta dirigida a un periódico británico The Daily Telegraph, exhortando a los legisladores locales a "no tener miedo de rechazar" una propuesta que permitiría en el país el mal llamado "matrimonio" gay.

En diciembre del 2012, el gobierno conservador comunicó la propuesta para introducir una norma que permitiría a personas del mismo sexo contraer "matrimonio" antes de 2015. El primer ministro británico, David Cameron, dijo que a los grupos religiosos se les permitía pero no están obligados a celebrar “matrimonios” gay.

Los 1 067 firmantes representan una cuarta parte de los sacerdotes de Inglaterra y Gales. Se incluyen ocho obispos, así como la ordinaria del grupo de conversos anglicanos y cuatro monjes benedictinos.

En la carta publicada el 12 de enero los sacerdotes explican que la medida "restringiría severamente" a los católicos a "enseñar la verdad sobre el matrimonio en sus escuelas, instituciones de beneficencia o en los lugares de culto".

Los presbíteros dicen en la carta que "no tiene sentido argumentar que los católicos y otras creencias pueden enseñar sobre el matrimonio en las escuelas y en otros lugares, si en otras instancias se defiende la postura contraria del mismo”. El matrimonio es el "fundamento y el pilar de nuestra sociedad", porque de ahí da lugar al "hogar, los niños y la vida familiar".

"Si se aprueba la ley para el “matrimonio” homosexual, habrían muchas consecuencias legales" advirtieron los sacerdotes, de la misma manera los abogados han advertido que si se aprueba la norma, las escuelas católicas podrían perder los fondos, los profesores corren el riesgo de ser disciplinados o despedidos por negarse a promover el “matrimonio” del mismo sexo, además los capellanes de los hospitales, de las prisiones y las bases militares podrían enfrentarse a represalias legales.

Los sacerdotes señalan que la "complementariedad natural" de los sexos masculino y femenino conduce al matrimonio a una "asociación permanente" entre un hombre y una mujer.

El Obispo de la diócesis de Portsmouth, Monseñor Philip A. Egan firmó la carta y le dijo a The Telegraph que la carta utiliza "lenguaje claro" y precisó que de aprobarse esta norma “la enseñanza en nuestras escuelas católicas o dar testimonio de la fe cristiana de lo que el matrimonio significa, no lo vamos a poder hacer porque podríamos ser arrestados por intolerantes u homofóbicos".

El Padre Timothy Finigan, uno de los firmantes de la carta, dijo que "el argumento de la enseñanza de algo como verdadero está en el centro del debate de la libertad de la Iglesia para educar".

El sacerdote también felicitó a los “presbíteros jóvenes y dinámicos que organizaron este acto altamente significativo del testimonio. Este tema, y la firma de nuestros queridos Obispos, ha unido a la Iglesia Católica en nuestro país".

Según el periódico británico las más de 1.000 firmas fueron recogidas en pocas semanas, y no fue una iniciativa de los Obispos, sino un esfuerzo de “abajo”.

La carta comienza por recordar que los católicos fueron perseguidos durante siglos en Gran Bretaña, y recién en los últimos tiempos han sido capaces de "participar plenamente en la vida" del país.

Desde la época de Isabel I hasta 1850 la Iglesia de Inglaterra se quedó sin obispos y hasta 1829 a los católicos se les prohibió el ingreso a algunas profesiones.

Profesar el catolicismo sigue siendo la única fe que prohibiría que un miembro de la familia real de convertirse en el monarca reinante.