El domingo 23 de junio miles de personas en Uruguay, Chile y Argentina manifestaron su amor y devoción en la Solemnidad de Corpus Christi.

Los fieles participaron en misas, adoraciones eucarísticas y las tradicionales alfombras de aserrín y pétalos en las calles por donde pasaron las custodias con Jesús Sacramentado.

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El Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Cardenal Daniel Sturla, dijo en la Misa que presidió que "en la Eucaristía uno experimenta esa felicidad propia del Espíritu Santo, el don de la alegría que se da cuando nuestro corazón está abierto a la acción del Espíritu y nuestros deseos son deseos de Dios, deseos espirituales".

"El Pan Eucarístico nos salva, porque el Señor se entregó por nosotros en la Cruz, para redimirnos de nuestros pecados", agregó el Cardenal Sturla.

En tanto, en la Diócesis de San José de Mayo, la principal celebración se realizó en la Parroquia Santísima Trinidad de Flores.

Allí el Obispo local, Mons. Arturo Fajardo, presidió la Misa y luego caminó con los fieles por la Plaza Constitución de la ciudad. En cada parada se realizó una reflexión sobre la pastoral y la vida en la ciudad.

De igual forma, los fieles de la Arquidiócesis de Santiago de Chile celebraron Misa en el templo San Agustín y luego caminaron junto a la custodia hasta la Catedral Metropolitana. 

Durante la celebración, el Obispo Auxiliar de Santiago, Mons. Cristián Roncagliolo, expresó que "Corpus Christi nos recuerda cuán importante es la presencia real del Señor entre nosotros" por eso oró para que el Señor regale "nos regale sencillez para ponernos en el lugar de los que sufren, nos dé oídos atentos para comprender sus dolores y nos regale la humildad suficiente para saber que sin Cristo en el centro".

 
También, las comunidades de cada diócesis participaron en la Solemnidad de Corpus Christi.
 
En tanto el Obispo de Mar del Plata (Argentina), Mons. Gabriel Mestre, dijo a los fieles que las "ciudades y pueblos, nuestro mundo cotidiano se pueden transformar o pueden ser un verdadero desierto".

"Soledad y aridez en los vínculos, intemperie de fraternidad, ausencia de pan y agua que reflejan hambre y sed de paz, de alegría, de amor, de escucha, de verdad, de justicia, de sentido. Soledad, hambre y sed en definitiva de la misma presencia de Dios. En los duros desiertos de la vida cotidiana nos animamos a decir una y mil veces: ¡Jesús es el Señor!", alentó Mons. Mestre.

A su turno, Mons. Eduardo Martín, Arzobispo de Rosario, destacó: "¡Cuánta necesidad de la Eucaristía! ¡Cuánta necesidad de servidores que hagan las veces de Jesús, y hagan la Eucaristía para que el pueblo de Dios tenga vida y la tenga en abundancia! Quiero dar gracias por todos los sacerdotes que diariamente, con fe y entrega, celebran para la gloria de Dios y el bien de su pueblo el santo sacrificio de la misa".

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